Los hermanos Menendez: la historia real de Lyle y Erik que inspiró la serie de Netflix

El caso de los hermanos Menendez ha causado una gran polémica alrededor del mundo, tanto así que fue puesto en escena por el gigante del streaming.

Actualidad29/09/2024
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A finales de los años 80, un incidente se unió a la gran lista de crímenes de la época, esta vez perpetuado por los hermanos Menendez, Lyle y Erik. Casi 30 años después de que el estado de California cerrara su caso, sigue causando gran revuelo entre los seguidores de las historias de crimen real a tal grado que Netflix acaba de estrenar una serie inspirada en la esta turbia familia.

Aquí te contamos los hechos tal cual ocurrieron en ese entonces, así como dónde están ahora los polémicos culpables y por qué sigue siendo tan comentados.

¿Quiénes son los hermanos Menendez?

Joseph Lyle, nacido en 1968, y Erik Galen, en 1970, son los únicos hijos del matrimonio entre José Enrique Menendez, y Mary Louise ‘Kitty’ Anderson. A los 21 y 18 años fueron arrestados por asesinar a sus papás y desde 1996 cumplen cadena perpetua por sus crímines. Desde que televisaron su juicio, su caso ha levantado polémica porque unos consideran que son culpables y otros que son víctimas, pues en las audiencias confesaron que sufrieron fuertes abusos físicos y mentales por parte de ambos.

Los padres de los hermanos Menendez

José migró solo a los 16 de años de Cuba a Estados Unidos para escapar de la Revolución Cubana. Durante toda su vida fue muy disciplinado y trabajador, pues quería construir un buen futuro para él mismo y su familia. Su último empleo fue como CEO de la disquera Live Entertainment (fun fact: ahí estaba firmada la banda Duran Duran), donde logró amasar una fortuna de 14 millones de dólares aproximadamente, más un seguro de vida de 5 millones de dólares por parte de la compañía.

En cuanto a Kitty, ella era estudiante de periodismo en la Universidad de Illinois, Chicago, donde conoció a José, pero abandonó su carrera para cuidar de sus hijos, Lyle y Erik, por lo que se dedicó al hogar hasta el final de sus días.

La infancia y adolescencia de los hermanos Menendez

Para poder lograr su inmenso éxito, José Menendez se convirtió en una persona demasiado exigente, agresiva y déspota no solo en su trabajo, sino también en su hogar. Por ello, se enfocó en criar a sus hijos rigurosamente para asegurar que fueron igual de poderosos que él. 

Por ejemplo, los inscribió a clases de tenis desde muy pequeños, obligándolos a levantarse a las 6 de la mañana todos los días para entrenar y luego seguir con sus actividades escolares o sociales.

Gracias a su excelente desempeño en el deporte, Lyle consiguió una beca en la prestigiosa universidad Princeton de Nueva Jersey, pero era muy desobligado en la escuela; de hecho, lo suspendieron un año por hacer trampa en un examen y su papá lo reprendió fuertemente (no por copiar, sino por ser descubierto).

Erik, quien en ese entonces cursaba la preparatoria, seguía un camino similar al de su hermano en cuanto a la falta de interés por el estudio, la pasión por el tenis y el gran gusto por el estilo de opulento, por lo cual eran sumamente unidos. Juntos empezaron a cometer demasiadas travesuras cada vez más graves; en dos ocasiones fueron captados por robar a personas de su vecindario, lo que disgustaba mucho a su papá (de nuevo, no por cometer actos inmorales, sino por ser atrapados).

Debido a todos estos incidentes y al terrible papel de Lyle en Princeton, la familia se mudó a Calabasas, una lujosa zona residencial en Los Ángeles, California, (donde hoy viven celebridades de la talla de las Kardashian). Durante ese tiempo José obligó a Lyle a trabajar con él en su empresa, pero tampoco le gustaba la vida laboral al nivel de exigencia que le imponía su padre.

Durante los primeros años de vida de Lyle y Erik, Kitty fue un personaje omnipresente; siempre estaba en la casa, asistía a los entrenamientos y torneos de sus hijos, acompañaba a su esposo en sus eventos importantes, organizaba los viajes familiares, etc. Pero nunca tomó partido en la crianza de sus hijos, más bien acataba las órdenes su marido de una manera sumisa y despreocupada, pues no era para nada feliz. Por ello, se mantenía consumiendo drogas y alcohol constantemente .

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